Asociados a la iglesia nos encontramos con la presencia de varios enterramientos, cuyas dataciones han permitido fecharlos entre los siglos IX y XI d.C.
Se ha realizado un pormenorizado análisis y estudio antropológico de las inhumaciones que se han localizado en este edificio. Dos de las tumbas son infantiles (Tumbas I y II), situadas bajo el nivel de circulación de la nave central, y otras tres se corresponden a individuos adultos (Tumbas III, IV y V), situadas en torno a la nave occidental.
El individuo infantil localizado en la Tumba I tenía una edad de entre 9 y 18 meses en el momento de su muerte, dato que se conoce gracias a la presencia de algunos de sus dientes de leche.
En la Tumba II se ha recuperado un individuo infantil completo de entre 12 y 18 meses, enterrado en posición de decúbito supino con orientación norte-sur. Destaca la presencia de una estela romana fechada en el siglo II d.C., formando parte de la estructura de la tumba.
Por lo que se refiere a su estado de salud, presenta paleopatologías metabólicas asociadas con déficit nutricionales y/o anemias, carencias nutricionales que pueden ser incluso hereditarias. Se suma una ligera deformación de las diáfisis de sus huesos largos, consecuencia de una deficiencia de Vitamina D, que contempla un estado carencial generalizado del individuo.
Presenta una lesión ósea de forma ovalada en su parietal. Sus características morfológicas parecen definir una lesión osteolítica de carácter benigno, compatible con un quiste dérmico o neurofibromatosis, posiblemente congénito; esto ocurre cuando las capas de la piel no crecen juntas como deberían durante las primeras etapas del desarrollo del embrión. Aparte de dañar al hueso, como en este caso, también puede causar infecciones.
La Tumba III presenta una estructura formada por cuatro muros, realizados mediante alineamientos de cuarcitas de gran tamaño. Con una cubierta formada por lajas de cuarcita. En el interior de esta estructura se conserva el esqueleto de un individuo adulto, en posición de cubito supino.
En relación a la Tumba IV se encuentra formada por cuatro muros de una hilada, formando una estructura rectangular. Está compuesta por bloques de cuarcita de gran tamaño. Cubierta por una serie de lajas de cuarcita. En el interior de esta tumba nos encontramos con el enterramiento de un individuo adulto.
En relación a la Tumba V se trata de una estructura rectangular, formada por varios muros, compuestos por bloques de piedra cuarcita de diversos tamaños. Se encuentra cubierta por varias lajas de cuarcita que funcionan como cubierta de la tumba. En el interior de la misma, en la zona Oeste, se localizan dos bloques de cuarcita de tamaño medio, situados en las esquinas de la estructura, que funcionarían como orejeras de la tumba, para situar allí la cabeza del individuo.
María Haber Uriarte (Universidad de Murcia).